Por Manuel Benítez - 05/09/2023
Para quienes no participan diariamente en temas relacionados a la actividad minera, no hay nada en el cobre que lo diferencie de otros minerales y otros metales que son diariamente utilizados como materias primas en cualquier actividad humana.
Sin embargo, para los que vivimos inmersos en este trabajo que es la minería, el cobre es algo más. Es el mineral que va a tener un rol fundamental en la revolución que ya se está gestando y que dará lugar a una sociedad que prioriza el cuidado del medio ambiente, que tiene conciencia plena acerca de la importancia de la protección de nuestro planeta tierra y que actúa en consecuencia. Es el que va a hacer que sea posible lo que se viene: un mundo más verde.
Son múltiples las problemáticas que generan preocupación y alerta por la subsistencia de nuestro ecosistema. Los países, los organismos internacionales, y los individuos estamos siendo protagonistas de un cambio de paradigmas que buscan remediar la situación actual. En particular, y en lo que a energía y transporte se refiere, se inició un camino sin retorno que apunta al reemplazo de los combustibles fósiles por la generación a partir de recursos renovables y la sustitución de motores a combustión por la electro movilidad.
En paralelo, proliferan las investigaciones de nuevas tecnologías tendientes a mitigar las emisiones de gases del efecto invernadero a la atmósfera, y en muchos países ya se aplican normativas para limitar el consumo energético producido a partir de las fuentes convencionales. Todo esto determina un aumento de la demanda de elementos minerales como el litio, que se utilizan para baterías, entre otras cosas, y por supuesto, del cobre, que por sus propiedades es el mejor conductor para circuitos eléctricos de cualquier tipo.
En este contexto, es importante notar la existencia de un nuevo ciclo internacional de precios del cobre, que se ha vuelto sostenible a través del tiempo y que seguramente va a continuar siendo sostenible. Los expertos globales plantean que para 2030 existirá por lo menos el doble de la demanda de cobre que nosotros estamos produciendo en este momento.
¿Y cuál es el lugar que puede ocupar nuestro país en este horizonte? Sin lugar a duda, Argentina está en un momento en el que se deben tomar decisiones y se deben consolidar las posiciones. La potencialidad geológica de nuestro país no tiene límites y está a la espera de acciones que permitan explotar esas posibilidades, poner en funcionamiento los engranajes necesarios para su desarrollo. Por nuestra parte, los mineros estamos ansiosos de ver un proyecto minero en producción para ser partícipes, activos protagonistas de esto que nosotros denominamos la revolución del cobre, parte vital de la revolución de los minerales verdes, de la revolución de la producción, principalmente en países de América Latina, y en particular de nuestro país.
Para emprender esta caravana, no obstante, debemos tener en cuenta algunas cuestiones que son centrales en el proceso de obtención de este preciado mineral:
- Continuar consolidando rutinas de producción altamente protectoras del medio ambiente;
- Continuar profundizando los protocolos de seguridad para tranquilidad y cuidado de todos los trabajadores en la producción de cobre;
- Trabajar sin descanso la interrelación permanente con las comunidades donde se desarrollan los proyectos mineros de cobre;
- Solicitarle al Estado en todas sus facetas el afinamiento permanente del control de cada proyecto a fin de cumplir las rutinas de cuidado del medio ambiente y seguridad, tal como los grandes proyectos de cobre en el mundo lo hacen actualmente;
- Ser transparentes al momento de brindar información a las comunidades y a la opinión pública.
En general, se trata de profundizar el trabajo conjunto entre las comunidades entre los Estados nacionales, provinciales, municipales y las compañías para que todos juntos podamos iniciar esta titánica tarea en nuestro país de producir cobre y poder ser protagonistas de una revolución productiva verde y generosa.
La buena noticia es que el mundo de la producción minera ha incorporado a su producción diaria los más altos estándares en tecnología y en seguridad para cuidar el medio ambiente. De este modo, permanentemente observamos en el mundo del cobre la inversión asociada a un trabajo científico diario y estable para mejorar los trabajos que hacen a la obtención de tan rico mineral.
El futuro del cobre no es distante, el futuro del cobre es ahora y Argentina tiene una oportunidad de tener un rol protagónico en ese horizonte. Es el momento indicado para acelerar los procesos referidos a minas de cobre en la Argentina, y el contexto actual nos obliga a tomar decisiones públicas y privadas para beneficio de la gente, del medio ambiente y del desarrollo.
Manuel Benítez